Todopoderoso y sempiterno Dios,
que por los meritos y por la intercesión
del bienaventurado Lázaro
preservas a los que le invocan
de toda clase de enfermedades,
tanto corporales como espirituales.
Dígnate conceder a nuestros ruegos
que todos aquellos que llenos de confianza
en tu misericordia te suplicaren
los preserves de todo mal,
como de todo lo que pueda turbar su quietud,
por nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina
en unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén
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