Oh Virgen del Carmen,
fragante flor del Carmelo,
esplendor brillante del Cielo,
ilumina mis oscuros caminos.
Oh Madre amable, mujer sin mancha,
postrados reverentes ante tu sagrada imagen
te pedimos tu poderosa mediación,
protégenos en todo momento y situación,
quédate con nosotros,
no faltes en nuestras vidas.
A ti nos acogemos siempre confiados
míranos con tus benditos ojos compasivos
y alcánzanos de tu querido Hijo:
(hacer la petición).
Madre mía:
Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón Maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Amén.
Rezar la Salve y tres Ave Marías
fragante flor del Carmelo,
esplendor brillante del Cielo,
ilumina mis oscuros caminos.
Oh Madre amable, mujer sin mancha,
postrados reverentes ante tu sagrada imagen
te pedimos tu poderosa mediación,
protégenos en todo momento y situación,
quédate con nosotros,
no faltes en nuestras vidas.
A ti nos acogemos siempre confiados
míranos con tus benditos ojos compasivos
y alcánzanos de tu querido Hijo:
(hacer la petición).
Madre mía:
Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón Maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Amén.
Rezar la Salve y tres Ave Marías
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