Oh Dios Misericordioso,
alumbra los corazones de tus fieles;
y por las súplicas gloriosas de Santa Isabel,
haz que despreciemos las prosperidades mundanales,
y gocemos siempre de la celestial consolación.
Oh dulce Isabel,
Oh dulce Isabel,
tú que superaste el sufrimiento
con el gozo de elevar himnos a Dios,
infunde en nosotros
tu espíritu de paciencia ante la adversidad.
Concédenos el don de saber perdonar,
Concédenos el don de saber perdonar,
concédenos fuerza para seguir adelante,
concédenos entereza y resignación
para afrontar la dureza de las pruebas diarias.
Líbranos de las pasiones dañinas,
concédenos entereza y resignación
para afrontar la dureza de las pruebas diarias.
Líbranos de las pasiones dañinas,
de manera que podamos seguir sirviendo al Señor
y a todo el que nos necesite
y a todo el que nos necesite
con todo el corazón,
con toda el alma,
con todas las fuerzas.
Te rogamos nos proporciones
las virtudes necesarias
para que nuestro trato con los enfermos,
sea diligente y delicado,
que sepamos transmitirles amor,
paciencia, dulzura
en los cuidados que les dedicamos,
y que sean efectivos para su salud.
Que así sea.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Te rogamos nos proporciones
las virtudes necesarias
para que nuestro trato con los enfermos,
sea diligente y delicado,
que sepamos transmitirles amor,
paciencia, dulzura
en los cuidados que les dedicamos,
y que sean efectivos para su salud.
Que así sea.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Rezar Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Rezar Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
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