
¡Oh coraza de la Sangre del Redentor!
Protégeme en todos mis caminos
y batallas espirituales.
Cubre mis pensamientos, potencias y sentidos
con la coraza protectora;
reviste mi cuerpo de tu poder. Que los dardos incendiarios del maligno,
no me toquen ni en el cuerpo, ni en el alma;
que el veneno, ni el hechizo,
ni el ocultismo me hagan daño;
que ningún espíritu encarnado
o descarnado me perturbe;
que Satanás...